Imprescindibles: "El gabinete del doctor Caligari" (1920)

⭐ El doctor Caligari, un hipnotista, usa a Cesare, sonámbulo, para cometer asesinatos.

 Una de las películas emblemáticas en la historia del cine, El gabinete del Dr. Caligari fue una de las primeras obras autoconscientes del cine como "arte" y tuvo un impacto profundo y duradero en la comunidad creativa del mundo. 

 Fue dirigida por Robert Wiene, hijo del actor Carl Wiene, y por tanto en un ambiente artístico, que le hizo iniciar su carrera en el mundo del teatro para después vincularse al cine.

 Esta película es considerada como la primera película del cine expresionista alemán.

    Sinopsis

 Al comienzo de la película, dos hombres de cara pálida vestidos de negro, uno joven y el otro mayor, se sientan en un banco del parque intercambiando historias. El hombre más joven, Francis (Friedrich Feher), comienza a contar una fantástica historia de horror. Luego nos transportan a la ciudad de Holstenwall, una comunidad de aspecto extraño llena de carreteras irregulares y edificios con tejados puntiagudos que parecen estar a punto de envolver a sus residentes. En la comunidad entra un hombre de aspecto siniestro, el Dr. Caligari (Werner Krauss), vestido con una capa negra y un sombrero de copa. Se aventura al ayuntamiento, donde busca comprar un permiso para su exhibición de carnaval. Cuando se le pregunta qué exhibe, el Dr. Caligari responde que es el cuidador de un sonámbulo. A pesar de la risa apenas contenida de los burócratas de la ciudad, el permiso es concedido. Esa noche el empleado de la ciudad de Holstenwall es apuñalado hasta la muerte en su cama. Mientras tanto, Francis describe cómo él y su mejor amigo, Alan (Hans Heinz von Twardowski), competían por los afectos románticos de Jane (Lil Dagover).

 El carnaval

 Buscando divertirse un poco, los jóvenes visitan el misterioso carnaval, y la atracción recientemente agregada llama su atención. El Dr. Caligari lleva a la multitud dentro de su tienda para mostrarles a Cesare (Conrad Veidt) el sonámbulo, un hombre cuyo sueño eterno solo puede ser interrumpido por la orden de su cuidador. Se acerca a una caja en forma de ataúd y la abre. En el interior está Cesare, un hombre extremadamente pálido vestido con un leotardo negro que parece estar dormido. Por orden del Dr. Caligari, los ojos oscuros de Cesare parpadean y sale de su "ataúd". La multitud se sorprende por la apariencia prohibitiva de Cesare y lo miran con cautela.

 El Dr. Caligari afirma que Cesare es capaz de predecir el futuro y pide un voluntario para hacerle una pregunta al durmiente. Alan inmediatamente le pregunta a Cesare: "¿Cuánto tiempo tengo para vivir?" Sin dudarlo, Cesare responde: "Hasta el amanecer". Sacudidos, Alan y Francis salen del carnaval y se encuentran con Jane para llevarla a casa. Más tarde esa noche, mientras Alan yace dormido, la sombra de un hombre con un cuchillo largo se eleva en la pared al lado de su cama. Alan despierta y hace un esfuerzo inútil para defenderse antes de ser asesinado...


    Crítica

 La influencia generalizada de El gabinete del Dr. Caligari explotó en el mundo del arte con un impacto gigante. La película fue la primera que intentó liberar al cine de la obsesión por la recreación de la realidad que había dominado el medio prácticamente desde su invención. Mientras que la mayoría de las películas intentaron desesperadamente parecer realistas, El gabinete del Dr. Caligari siguió adelante audazmente y deliberadamente trató de parecer lo más extraño e irreal posible. La visión única de la película proporcionó la chispa necesaria para vitalizar el movimiento expresionista en Alemania, y el nuevo movimiento se extendió a todos los medios: la música, el teatro, la pintura, los carteles, la literatura, la arquitectura alemanas, todos se inspiraron en la película. También impulsó al cine alemán a la prominencia mundial. Ignoradas por la mayor parte de Europa desde la Primera Guerra Mundial, las películas alemanas tuvieron problemas para ser distribuidas fuera de las fronteras de ese país.

 Cuando se estrenó El gabinete del Dr. Caligari, los entusiastas del cine francés adquirieron copias de la película y realizaron proyecciones secretas. Finalmente, la demanda de la película fue tal que el gobierno francés finalmente levantó su prohibición de películas alemanas y esta película fue la primera en mostrarse. Al igual que en Alemania, la película influyó enormemente en la comunidad artística francesa, proporcionando inspiración directa para el movimiento cinematográfico de vanguardia.

Un original inimitable

 Además de proporcionar inspiración artística en todo el mundo, también fue una de las primeras películas de terror, y como tal estableció algunas convenciones argumentales que se utilizarían y reutilizarían durante décadas. El malvado doctor que comete asesinatos a través de un "monstruo" cuya voluntad controla, el misterioso carnaval que invade una ciudad para causar terror, el monstruo finalmente simpático que se enamora de una hermosa chica y, por supuesto, los aldeanos enfadados que persiguen al monstruo, se han utilizado regularmente en todas las películas de terror desde entonces, especialmente en la serie Frankenstein. Aunque su influencia se sintió en todo el mundo, El Gabinete del Dr. Caligari no tuvo imitadores exitosos (el director Wiene intentó repetir su éxito pero fracasó miserablemente), y sigue siendo un fenómeno único en la historia del cine.

 

    El trasfondo

 En una época en la que la mayoría de las películas se basaban en novelas o leyendas existentes, El gabinete del Dr. Caligari tuvo un guiono específicamente para la pantalla por Hans Janowitz y Carl Mayer. Janowitz se inspiró en el asesinato sin resolver de una niña en la vida real durante un carnaval y llamó la atención de su amigo Mayer. Mayer, que había tenido algunas experiencias profundamente perturbadoras con psicólogos mientras era soldado durante la Primera Guerra Mundial, integró este aspecto de su vida en la historia, y juntos los hombres escribieron una visión sombría y pesimista de la sociedad alemana de la posguerra que era extremadamente desconfiada de la autoridad.

Diseño expresionista

 Janowitz y Mayer se acercaron al productor Erich Pommer con su idea, sugiriendo que los escenarios de la película se crearan a partir de extraños lienzos pintados. Intrigado por la idea y feliz de ahorrar dinero pintando los decorados y las sombras de la película, Pommer compró el guión y se lo asignó al director Fritz Lang. Lang, sin embargo, estaba demasiado ocupado para asumir el proyecto, por lo que fue transferido a Robert Wiene. A Wiene le gustó la idea y contrató a los diseñadores expresionistas Hermann Warm, Walter Rohrig y Walter Reimann, todos afiliados a la revista Sturm, para diseñar los decorados.

 Perspectivas distorsionadas, formas retorcidas, ángulos agudos y una evitación consciente de verticales y horizontales caracterizan tanto los conjuntos exteriores como los interiores. No solo se pintaron los decorados en el estilo angular y extraño del expresionismo, sino que el vestuario, el mobiliario e incluso las actuaciones de los actores se integraron en el conjunto. Tanto Krauss como Veidt se mueven como si pertenecieran a este extraño mundo. Veidt se mueve lentamente, casi deslizándose a lo largo de las paredes, mientras que Krauss está encorvado y se mueve en pasos cortos y afilados acentuados por el uso de un bastón.

 Si bien los escritores Mayer y Janowitz estaban bastante satisfechos con el aspecto de la película, algunos informes afirman que estaban extremadamente descontentos cuando su guión fue manipulado. Según algunas fuentes, su borrador original de la película buscaba retratar la realidad, no las divagaciones de una mente loca. Solo después de que la película entrara en producción, se agregó la historia de encuadre, para consternación de los escritores, para que pareciera que toda la película era el producto de una mente enferma.

 Este movimiento hizo que su película fuera "segura" al quitarle los límites. Al público se le permite escapar del mundo loco de la película porque al final resulta ser la visión inofensiva de un loco, no una realidad de pesadilla. A pesar de los recelos de Mayer y Janowitz, sin embargo, la película termina con una nota inquietante. La toma final de la cara de Krauss es muy ambigua y está abierta a la interpretación. Tal vez Ferher tenía razón todo el tiempo, y Krauss es Caligari.

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